Noche estrellada
En Cambrils. Me gusta salir en las noches a fumar un cigarrillo, al frente de la calle solitaria y oscura, mínimamente iluminada por algunos faroles de la calle. El mar está cerca, pero el silencio es absoluto. No extraño el sonido de los carros, las sirenas de las ambulancias saliendo o entrando del Hospital Clínic, nada de eso, porque esta oscuridad es y siempre será silenciosa. Entonces miro las siluetas alrederor, el árbol de melocotones que está dando sus frutos, los carros desocupados que están parqueados a los lados de la calle, y en ese medio círculo mi cara se alza al cielo, y veo las estrellas. Llevaba mucho tiempo sin mirarlas en una noche oscura, y caigo en cuenta de que todo el mundo debe detenerse de vez en cuando a mirar las estrellas, así como debe conocer el desierto. Intento buscar la Osa Mayor, la única constelación que puedo reconocer, pero me es imposible. Entonces explayo mi mirada alrededor del cielo estrellado, no hay una sola nube en el cielo, y me podría quedar horas en esa posición. Recuerdo entonces una anécdota de un físico conferencista del colegio: un astrónomo se da un descanso en algún observatorio de la planicie chilena. Sale a la noche estrellada, y mira al cielo. Él no ve una noche estrellada: ve un mapa. Y no reconoce una locación en particular; hay una lucecita que no tiene nombre. Fascinado y apasionado, regresa corriendo al observatorio, y apunta con el lente. El resultado es una de las primeras supernovas reconocidas de la historia.
Lo pienso ahora, y caigo en cuenta de que nos enteramos de la magna explosión porque, después de quién sabe cuántos miles o millones de años, nos llega su luz. Sin embargo, aún hoy, en esta noche oscura, habrá partículas de luz que no han llegado a mundo alguno, a ojo alguno, y siguen atravezando la inmensidad del universo, volando así por siempre.
Entonces me repito: toda persona debería detenerse y mirar las estrellas, una noche cualquiera. Y esto lo digo precisamente porque mirar las estrellas es el instante más furtivo y claro de estar en contacto con el infinito.
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