El viajero
“Allí”, le dijo el viajero, “atravesando las llanuras y recorriendo los desiertos, encontrarás el lugar designado. Déjate llevar por las lunas redondas como senos, déjate arrastrar por las selvas que juegan a ser cuerpos vírgenes. Déjate perder por el laberinto que tú mismo, Dédalo, has creado: déjate ser constructor y conquistado, déjate ser arquitecto y Minotauro. Recorre tu mismo centro que también es laberinto y también es lugar de danzas, dibuja tu imagen en la arena que se irá llevando el tiempo. Déjate ser carnaval, déjate ser fiesta: haz de tus rituales y ceremonias celebraciones largamente esperadas, déjate ser uno y refriega tus pasiones antiguas. Olvida cualquier intento por aniquilar el minotauro, porque en el centro mismo encontrarás el Gran Espejo. No atentes contra reflejos, porque así garantizarás el fracaso.”