El viajero sin rostro
Pierre Sansot, en un apartado de su Poétique de la ville , describe con una lucidez asombrosa la llegada del viajero solitario a la estación de tren. Mientras que los viajeros que son esperados por familiares o amigos, el viajero sans visage goza de una soledad exquisita para poder caminar por la ciudad, siempre acompañado de su pequeña maleta . Esto lo convierte en un eterno viajero, no como un promeneur que atraviesa la ciudad con un destino fijo. Sin embargo, le es necesario, en un momento, dejar la maleta en otras manos, y así pasa a ser como cualquier otro. Me gusta pensar en ese momento de soledad, justamente mientras intento recordar las veces que he llegado solo a alguna estación de tren, sin tener nadie a quien saludar una vez desciendo del vagón. Llegar en avión es diferente, la ciudad se ve a lo lejos como un punto diminuto desde la ventanilla, y lentamente la vamos viendo más y más grande, hasta que se enciende la luz, nos abrochamos en cinturón, y de repente estamos en ...