El ojo de la ballena
Claro, con la luz del sol veraniego siempre brilla, puesto que su mismo nombre así lo implica-"Cielo caído" de Peppers, de lo contrario tendría que ser oscura y olvidarse de sus escamas luminosas. La ballena geométrica goza de innumerables visitantes, y cada uno de éstos se acerca de manera distinta a su lecho sempiterno, esperando ser devorado o consolado en sus sueños-una vez más, como deben ser los viajeros mitológicos. Durante el verano he pasado a su lado siempre a una distancia apenas prudente, para así evitar cualquier sensación de desasosiego o asfixia. El sol del verano logra hacerse hasta con sus grietas más oscuras, y de esta manera el paisaje marítimo en el Parc de la Estació cobra una dimensión para algunos aún desconocida. Quizás se debía a la distancia prudente que siempre me alejaba de la ballena, o una inadmisible falta de atención: no lo sabré jamás. Pero ayer, pasando en bici, logré formular su cara, y mientras miraba cada una de sus partes, sobresalió una...