Sobre la carta de amor (II)

El amante que escribe una carta de amor está rodeado de una vanidad infinita. Centro de su propio universo, desea que el sentimiento amoroso, como un ciclo lunar, lo rodee de una manera precisa, pero que en momento alguno deje de lado la estela que él mismo ejerce. La escritura amorosa busca el juego de la comprensión de símbolos y signos, de la misma manera que espera del otro la muerte absoluta: como el rayo de luz que ve Saulo en el camino de Damasco , pretende que su escritura anule todo lo demás; de no hacerlo, la escritura no cumpliría a cabalidad con su objetivo, que es apoderarse del amado desde su misma percepción visual, intelectual o sentimental. El anulamiento que busca la carta amorosa es el de la posesión absoluta, lejos de la carne y de los sentidos mundanos, para posesionarse como una deidad recién llegada de un mundo exótico. Leer una carta de amor recíproco es la metáfora del encuentro sexual, en la medida en que se crea la bestia de dos espaldas que anula la existe...