La gripa bogotana

Ya es un lugar común afirmar que regresar a Bogotá conlleva necesariamente la obtención de la gripa, de una manera despiadada, arrogante y directa. Ayer estuve en estado griposo, y me alcanzó a dar fiebre, 38 grados sin explicación. Hace seis meses, cuando estuve por acá, me dio la misma gripa apenas llegué, y además, a las 4 semanas, unas amigdalitis que me privaron de ver la calle durante más de cuatro días. Mi papá me dice que es cuestión de las defensas: que mi cuerpo no cuenta con las suficientes defensas para rechazar el virus bogotano. Esto no me debe pasar solamente a mí, en la medida en que a muchos otros, como lo dije al comienzo, sucumben al mismo estado. La pesadez, la burbuja creada por debajo de la piel de la cara, los aros rojos alrededor de las fosas nasales, los labios resecos por la respiración por la boca, los estornudos repentinos, el estornudo qeu se pierde en el laberinto de mis ojos, nariz y boca, "sonarse" constantemente (ahora que lo pienso, el verbo ...