Le chill

Entre las variadas y siempre alternativas posibilidades de expresión amorosa, sin lugar a dudas la musical abarca todos los escenarios y bambalinas de cualquier educación sentimental. Cuando Dorian accede a tocar un Nocturno en aquella estancia interior, Lord Henry suspira de manera divina: “Gracias a Dios nos queda por lo menos un arte no imitativo.” Y esto es porque la emoción sentimental de la música sólo se parece a sí misma, sólo se imita a sí misma: nada más vive fuera de ella, y sin lugar a dudas se consagra en el paladar de cualquier oyente de una manera certera, precisa y gloriosa. Crear, pues, un playlist no es más que la sistemática traducción de una carta de amor. Desde hacía meses venía trabajando en un playlist que de alguna manera reflejara mi plancha de anatomía sentimental : que cada una de las canciones diera fe, calcada al carboncillo o registrada en daguerrotipo, de cada una de las emociones que venía configurando desde un cambio de mirada— así, pues, no es sola...