El sonido más dulce

En The Sweetest Sound (2001), el director norteamericano Alan Berliner se encarga de mostrar el proceso y resultado de la búsqueda de todas las personas que tienen su mismo nombre, y de la invitación que les hace para que vayan una noche a cenar a su casa. El proceso fue largo, arduo, enviando cartas a todas las familias con apellido Berliner, pidiendo que le informaran si sabían de alguien que tuviera su mismo nombre. Esta incertidumbre nació de la idea misma de saber qué tan único era su nombre, y también de dos o tres confusiones con algún otro Alan Berliner. Todo el documental consiste en una investigación arqueológica de su nombre, con esos espacios mandórlicos en los que su nombre deja de ser solamente el suyo, sino que también es compartido por otros. Vemos en el director ese deseo incólume de querer ser el único Alan Berliner, pero también vemos esa fatalidad que le obliga a reconocerse como uno más de esos nombres. Durante dos o tres veces, tenemos un cuadro de Alan Berliner ...