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Mostrando las entradas con la etiqueta Aragon

Agua

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Hoy en la noche, mientras preparaba un plato de espaguetis con una salsa que ya se me había ocurrido alguna otra vez. El agua había empezado a hervir, pero antes de esto ya había yo picado la mitad de la cebolla de Gerona, morada como un repollo sin tener absolutamente nada que ver, y la otra mitad de cebolla normal como un redondel, blanca como cualquier otra, y dos ajos. Mientras puse a fuego lento la combinación de todo esto mas un calabacín picado en finas esquinas, cada una independiente, en una buena cantidad de aceite de oliva sin olvidar la sal y la pimienta, y luego de haberlo dejado una buena veintena de minutos allí cocerse y soltar y dar sabor, decidí que era momento de poner los tomates picados en cuadrantes no del todo perfectos. Para esto, saqué un limpión, y sostenidos en la misma mano comencé a lavarlos. Mientras caía el agua de la llave imaginé los centenares de miles de hogares que exactamente en ese momento estaban haciendo eso: lavando un tomate. Aún así, pensé: “N...

Old father, old artificer

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En estos tiempos magníficos, le cedo mi voluntad y destino al azar, qui seul parmi les divinités a savait garder son prestige . De nada me sirve planear encuentros, si me niego a vivir en un mundo profano. De nada sirve empujar, elucubrar, planear: lejos de mí están las ínfulas de un ingeniero urbano. No soy yo quien crea el encuentro, la rencontre , la sensación, la sorpresa. Mi única amante es el azar, que tiene ese cuerpo que adopta siempre tantas caras. Azar, mantenme siempre bajo tus alas, resguárdame de la vida precisa, meticulosa, planeada. Déjame en el punto justo y preciso del encuentro amoroso, y entonces desaparece para siempre. Pero ahora me rindo ante ti, humilde y observador, para que hagas de mi vagabondage una aventura en el bosque. París, 5 de febrero de 2009

Regreso al metro

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Dada la nueva ubicación de mi casa, me es completamente necesario descubrir las distintas maneras en que puedo llegar a ella, ya sea en bici (buscando estaciones de bicing, en donde puedo tomar o dejar la bici tomada), bus o metro. El bus lo tengo claro, ya que está a dos cuadras: la línea 41 que en una media hora me deja a dos cuadras de la uni, pero que cuenta con la gran alegría de que la estación de regreso queda exactamente al frente de mi casa. Siempre que veía estaciones así, pensaba en la alegría de aquél que, una vez su hubiera bajado del bus, se encontraría de frente con su hogar. Ahora, este es mi caso. No hay mayor novedad, no obstante, con la línea de bus: es la 41, la misma que a veces tomaba para ir a mi casa en Viladomat. Sin embargo, lo que ha cambiado definitivamente es el metro. Cuento con la L1, que atraviesa parte de la ciudad transversalmente, acercándome a Plaza Universitat, Plaza de Cataluña, Urquinaona y Arco del Triunfo en menos de quince minutos. La estación ...

Un descuido repentino

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Cuando preparo lecturas para la tesis doctoral, siempre obro de la misma manera: a medida que voy leyendo, extraigo las citas más importantes, esribiéndolas de una vez en un programa especialmente diseñado por un amigo. Ayer, preparando El campesino de París de Aragon, hice exactamente lo mismo. Al terminar una sección del libro, luego de haber tipografiado una docena de citas, el computador se apagó repentinamente, sin explicación. No fue un problema de luz, ya que el computador de mi compañero de oficina seguía zumbando monótonamente. Al encender el mío, comprobé lo inevitable: no se había guardado el trabajo realizado. Fue así como volví sobre la lectura, y vaya sorpresa la que me llevé cuando comprobé que había omitido una cita, quizás la más importante de toda la sección. Fue una página que dejé de leer por descuido, porque pude haber dejado el libro abierto y al retomarlo, sin darme cuenta, continué con su lectura en la página siguiente-valioso contaste, el libro como un pasaje,...

A la oscuridad de la luz

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"La vida no es más que la comprensión de una imagen". Escuché esta idea en una clase ya hace un par de años, y desde entonces me ha sido completamente imposible librarme de ella. Vuelvo sobre ella, de nuevo: "La vida no es más que la comprensión de una imagen". La vida como proceso interpretativo, cuya finalidad (tanto de camino como de comprensión) es la adquisición del sentido de una imagen en particular. ¿Pero qué imagen? ¿Cuál de todas las posibles imágenes con las que nos encontramos cada día? Ese es quizás el primer paso en el sendero hermenéutico; primero, el reconocimiento de la imagen, saber cuál es, distinguirla de las demás, tomarla como "propia" y llevarla dentro suyo como se llevaría una llave o un simple collar de conchas marinas. Una vez reconocida, el lento y tranquilo diálogo- cómo está armada, qué secretos (así no sean resueltos) conlleva, de qué manera influye en nuestra vida (así no logremos saber el por qué), qué la diferencia de las o...

Voyant

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El miércoles es la suspensión del péndulo en su estado más elevado: el instante de tomar la respiración para zambullirse dentro del agua gélida. Camino Barcelona los miércoles intentando encontrar una Barcelona oculta, una Barcelona romántica, una Barcelona insólita, un bosque cuyos senderos se bifurcan a partir de cada raíz, y una calle que devuelva a la capital del deseo sin necesidad de tomar una curva. Una Barcelona mística bajo la sombra del Sant Pau, una Barcelona ajena por María Cubí, una Barcelona desgarrada por las esquinas de Joaquín Costa, una Barcelona cuadriculada por la calle Aragón, una Barcelona señorial por Enric Granados, una Barcelona imposible por los confines de la Barceloneta, una Barcelona villana por Parallel, y una Barcelona pendular en las bancas del Parc de la Ciutadella. Caminar sus calles, atravesar sus pasajes desconocidos, recorrer las mismas calles a la altura del suelo en buses, tocando su superficie rugosa caminando, sintiendo el sonido de los carros ...