A la oscuridad de la luz
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Pero si bien la vida no es más que la comprensión, detengamos nuestro pequeño exordio para ser conscientes de que el desvelamiento del secreto que conlleva la imagen-que es, apenas lógico, su comprensión- marcará el final de la vida, en la medida en que ésta ha sido comprendida (alguien debería escribir un cuento en que alguien, luego de comprender un cuadro de Magritte, muriera en el instante). Para algunos será Dios, para otros la familia, para otros aquello que terminaron haciendo en vida. Pero si alguno ha dicho que éste o aquél murió tranquilamente, será porque logró comprender la Imagen, su Imagen (la que le pertenecía), de una manera que jamás comprenderemos. En esta medida, la muerte siempre tendrá el secreto de la imagen.
Pensando en esto, me encontré con la siguiente frase de Aragon: "El vicio llamado Surrealismo es el empleo desordenado y pasional del estupefaciente imagen, o mejor aún la provocación sin control de la imagen por ella misma y por lo que ella entraña en el dominio de la representación de perturbaciones imprevisibles y de metamorfosis: pues cada imagen os fuerza cada vez a revisar todo un Universo. Y para cada hombre hay una imagen a encontrar que aniquila todo el Universo." (Aragon, El campesino de París). No hace falta que comprendamos la Imagen en vida, porque de esto se tratará la muerte. Pero sí podemos rendirle culto, para que así su comprensión sea una verdadera epifanía.
Pensando en esto, me encontré con la siguiente frase de Aragon: "El vicio llamado Surrealismo es el empleo desordenado y pasional del estupefaciente imagen, o mejor aún la provocación sin control de la imagen por ella misma y por lo que ella entraña en el dominio de la representación de perturbaciones imprevisibles y de metamorfosis: pues cada imagen os fuerza cada vez a revisar todo un Universo. Y para cada hombre hay una imagen a encontrar que aniquila todo el Universo." (Aragon, El campesino de París). No hace falta que comprendamos la Imagen en vida, porque de esto se tratará la muerte. Pero sí podemos rendirle culto, para que así su comprensión sea una verdadera epifanía.
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