La gripa bogotana
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¿Qué tan cierto es haber perdido las defensas? Cuando vengo a Bogotá, presiento sus calles, me aletargo en callejones desmedidos, vaticino las esquinas peligrosas. De alguna manera, si bien mi cuerpo se encuentra indispuesto frente a esto, Bogotá sigue siendo ese mapa mental, ese mapa ameno y desfallecedor con el que siempre he cargado. Bogotá tiene un invierno eterno, y juro haber visto nubes, atardeceres y montañas como no las he visto en España, y como jamás las veré en Europa.
Sin embargo, me aterra pensar que de ahora en adelante, siempre que venga, exista la posibilidad de adquirir la gripa por falta de defensas. Y sí, es posible porque en Bogotá me siento indefenso: me hace falta adquirir la mirada que me permita comprender su significación.
Sin embargo, me aterra pensar que de ahora en adelante, siempre que venga, exista la posibilidad de adquirir la gripa por falta de defensas. Y sí, es posible porque en Bogotá me siento indefenso: me hace falta adquirir la mirada que me permita comprender su significación.
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