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Mostrando las entradas de agosto, 2004

The Lecture, Part II

Esta es la continuación. A veces pienso que debo echarle mano a algunas partes, acortar otras, caracterizar un poco más a otros, pero qué va. Así quedó escrito, y así quedará publicado, así sea como primera versión. Enjoy the silence. III Professor Junguito raised her hand to let everyone know that the class had already begun. Some late students arrived after the clock had struck a quarter past seven. Soledad closed the front window, interrupting the inflow of Bogotá’s cold and chilly blows. After slightly lowering the water level in the bottle, she proceeded. “That’s a very interesting question, Peralta, and it clearly explains why you greet us with your visit today. There are indeed many forgotten characters in Colombian literature. One of the purposes of any investigation, such as yours, is to give a new light to all those creations that once were so admired by the academy, and later overlooked by pedestrian readers who consume bestsellers. As you may know, and many others he

THE LECTURE, Part I

A servant presently led in the famous bard Demodocus, whom the muse had dearly loved, but to whom she had given both good and evil, for though she had endowed him with a divine gift of song, she had robbed him of his eyesight. Odyssey , Book VIII I The lecture had started amidst heavy-eyed students, who by all means were trying to eschew the deep and shallow night light that was slowly inflowing through the front window. The AU Building stood in the corner of the 19th Avenue and 2nd street, behind one of the desolate and yet luxurious forests that still remain in Bogotá’s downtown. Benches where avid students sat in their coffee breaks rested now untaken, save for a couple of late lovers that seemed to catch up with time reading Baudelaire’s “Parfum Exotique.” The night street lights circled the forest, and in its south face one of the branches of a tall eucalyptus could barely touch the front window of the room in which professor Junguito, PhD in XIX Century Latin American Lit

Miércoles, 56 minutos después

Luego de haber tomado alrededor de dos litros de cerveza, solo un thought está en mi cabeza: "Todo está bien. Todo está muy bien."

Oídos perversos

Caminé desde la autopista, subiendo por un pasadizo de la Universidad San Martín, hasta la quince, por donde me desvié hasta tomar la 82 corriente arriba. Quizás es porque hace mucho no caminaba tan cerca de tanta gente, o quizás porque ya la costumbre de oír conversaciones ajenas se me había pasado, pero esta vez, no hace más de cuatro horas, llegó a mí una vez más esa eterna curiosidad por saber qué es exactamente lo que habla la gente, los passer-byes, les passantes, toda esa gente que como uno quiere llegar hasta la quince en un momento en particular. Recuerdo dos conversaciones: un trío de mujeres, creo que ejecutivas, charlando alegremente. Cuando las voy a pasar, zás, oigo: "¿O sea que es mejor ir a peinarse que visitar al ginecólogo?" ¿De qué hablaban? ¿Cuál era el conflicto? ¿Será que tenía una cita, una reunión social, tan importante que le impedía llegar hasta donde el doctor? Si era una cita de amor, pues sería igualmente importante visitar al ginecólogo que al es

La Hora 25

Inspiratio, -onis , soplo, resuello, hálito, Qué tan cierto es que lo que escribimos es nuestro, cómo saber qué es nuevo y qué es repetición, cómo saber qué es en realidad la producción literaria que sale de mis entrañas y tatúo con magistral o siniestra vocación en esta página en blanco que está al frente mío, se preguntó mientras escribía su nombre en la pantalla blanca que aún tenía al frente, pensando que esa blancura en poco o nada se diferenciaba de la ya famosa ceguera, y pensó que precisamente se es ciego cuando se empieza a escribir algo porque no se sabe qué saldrá exactamente, Embusteros son los que pretenden saber a dónde llegará lo que escriben y los giros que tomará la acción en determinado momento. Jamás mentirse a sí mismo había sido tan provechoso como en ese momento, cuando necesitaba aferrarse de algo que no le zambullera por completo en el cementerio abismal del silencio. Qué es lo que tiene esa canción, pensaba ahora, mientras sonaba la pieza inicial de “La Hora 25