La Hora 25

Inspiratio, -onis, soplo, resuello, hálito, Qué tan cierto es que lo que escribimos es nuestro, cómo saber qué es nuevo y qué es repetición, cómo saber qué es en realidad la producción literaria que sale de mis entrañas y tatúo con magistral o siniestra vocación en esta página en blanco que está al frente mío, se preguntó mientras escribía su nombre en la pantalla blanca que aún tenía al frente, pensando que esa blancura en poco o nada se diferenciaba de la ya famosa ceguera, y pensó que precisamente se es ciego cuando se empieza a escribir algo porque no se sabe qué saldrá exactamente, Embusteros son los que pretenden saber a dónde llegará lo que escriben y los giros que tomará la acción en determinado momento. Jamás mentirse a sí mismo había sido tan provechoso como en ese momento, cuando necesitaba aferrarse de algo que no le zambullera por completo en el cementerio abismal del silencio. Qué es lo que tiene esa canción, pensaba ahora, mientras sonaba la pieza inicial de “La Hora 25”, en qué habrá pensado Blanchard cuando tomó las partituras en blanco y comenzó a garabatear las notas musicales. Cobarde hubiera sido si hubiera encontrado como consolación que la página en blanco del músico jamás está en blanco porque ya trae consigo el pentagrama, y aún más timorato si se hubiera convencido de que Música hay en todas partes porque todos los sonidos, por estridentes, brillantes u opacos traen en su esencia una nota musical, parecidos a los colores, cuya imposibilidad es precisamente estar ausentes en objeto alguno.

Comentarios

Unknown dijo…
En Amadeus, Salieri se pregunta como es posible que música tan sublime y elegante salga de un ser tan grotesco y común. En realidad todos somos un Salieri quw quiere ser como Mozart en la vida

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