Dedaliana (II)
No hace mucho, en el bus, sentí un olor particular. No pude reconocer qué olor era precisamente, pero sí sabía que ya lo había sentido en alguna otra ocasión. Pero me llegó a la mente no el “referente” de ese olor, sino un olor que ese olor me recordaba. Ahora que veo escrita la palabra, goza de una extrañeza sin precedentes: olor. Si hubiera escrito color , esa palabra tendría un color en particular: el negro de la letra del computador. Sin embargo, escribir olor no comporta ninguna acción performativa, en la medida en que es neutra, no propicia a una combinación de lenguajes. Al principio, el olor que sentí era desconocido, pero ya pasando la calle Trafalgar lo reconocí como una aroma de vainilla. Pero al reconocer el referente del olor—la vainilla—, olvidé el otro olor que estaba tratando de recordar, que era el que realmente me llamaba la atención, quizás porque me conectaría con alguna persona que hacía mucho no veía, o con una situación en particular. Sé que la persona o la sit...