Gràcia

Yo que siempre imaginé encontrarte en la calle Portaferrisa, tú saliendo de cualquier tienda con tus bolsas fulgurantes saltando a lo largo de las aceras, yo quizás caminando con la bici en las manos —nunca me ha gustado esa calle en momentos de congestión porque siempre tengo la impresión de estar a punto de atentar contra alguien—, yo que siempre creí que allí sería la primera vez que te vería luego de tantos meses, yo mismo que siempre creí eso, te veo aquí al frente mío en este bar de Gràcia, barrio que nunca me perteneció plenamente, barrio que me robaste y a la vez devolviste a la vida. Sentada al frente mío te veo sujetar tu copa de vino blanco y recuerdo cada centímetro de tu cuerpo: me vuelvo a dejar perder por entre los lunares de tu cara, reconozco tu sonrisa a pesar de la penumbra roja que nos rodea, alcanzo a descifrar tus dedos finos y pequeños, tus manos de gatito juguetón encima de la mesa de gruesas tablas de madera, e imagino tu espalda fina y tersa, la dimensión ideal del cuerpo femenino, cuántas veces me dejé sorprender bajo la luz de la luna perdida en los mares de tu aroma. Tu pelo negro azabache retumba entre las sombras de las luces rojas y azules que repentinamente entran de la calle, de esa misma calle que alguna vez, seguramente, nos vio pasar juntos, y de nuevo son tus manos de pequeño kitten juguetón, tú que para entonces eras fantasma, eras espectro de lugares indeseados, de miradas atemorizantes, de deseos marchitos te posas al frente mío y te reconozco tal cual eres, primorosa, hermosa como siempre me has parecido, encantadora de susurros lejanos, seductora de la mirada, dadora de sensaciones. Me cuentas de Lisboa, de Sintra, de Berlín, de las traducciones que han dejado de llegar y de las clases de la academia; yo te cuento de París, de mi viaje a Bogotá, de la tesis y del trabajo del blog. Nos hablamos como hacía meses lo habíamos dejado de hacer, y entonces me pregunto si me has extrañado, si en algún momento me has dejado de pensar, si has pensado que todo fue demasiado veloz y fugitivo: si te has arrepentido de haberme dejado en ese piso de esquinas amplias. No lo pregunto en voz alta; lo ignoro y prefiero dejarlo así. ¿Estarás con alguien? ¿Cuántos hombres habrán pasado por tus labios, por tus piernas, por tus manos? Recuerdo el temblor de tu cuerpo henchido al mío, recuerdo el palpitar de tu respiración, los gemidos, la manera como volteabas tu cuerpo y me besabas y me decías que me querías y luego saltábamos a la ducha como un par de recién enamorados. Pero esto es recuerdo: estás al frente de mí, te dejas hablar como no me lo habías permitido hacer, y entonces te veo hermosa como siempre me has parecido, y te veo bien, te veo como te debo mirar, te sitúo en mi universo de constelaciones de la manera idónea, sabiéndote ajena pero a la vez propia porque ce que j’ai aimé, que je l’ai gardé ou non, je l’aimarai toujours, y me encantaría zambullirme en tu cuello y una vez allí contar de nuevo los lunares de tu rostro, consentir tu cuerpo, tus senos grandes que siempre me sedujeron y tus piernas que encontré moldeadas a la perfección de mi cuerpo, pero ya no eres mía, ya no soy tuyo, y en el recuerdo se vive aún sabiéndose ajeno, la calle Calabria siempre te pertenecerá a pesar de que ya apenas nos vimos allí, alejados como dos amantes trágicos, esperando el momento de la sangre en la arena y de la pedida de la oreja y de la cortada del rabo, porque como amantes míticos no nos detuvimos hasta estar en el borde del mundo, allí mismo desde donde te veo ahora, despidiéndote de mi con la mano en alto, del otro lado del mundo, allí donde no llego, allí de donde no saltarás, porque en el amor siempre seremos los dos quienes perderemos.

Alsacia (Pereira), enero 3 de 2008

Comentarios

Lorena Ledesma dijo…
ce que j’ai aimé, que je l’ai gardé ou non, je l’aimarai toujours.
I need to know!
Je sui Lorena. Es todo lo que supe decir en frances... de todas tus acotaciones, esta es la que más me gustaría saber. Soy mujer... se presiente pero se necesita saber.
Camilo Hoyos G. dijo…
Hola Lorena. Muchas gracias por tus comentarios y tu atenta lectura de algunos de los textos- lo agradezco mucho.
La frase que me preguntas es de André Breton, y se encuentra en el último capítulo de "El amor loco"-que es, en realidad, una hermosa carta a su hija. La traducción más o menos puntual (nunca he sido buen traductor) sería "a todo aquello que he amado, lo haya retenido o no, lo amaré por siempre". A mi juicio es una hermosa declaración de amor hacia el enamoramiento mismo- en otras palabras, que siempre queda un vestigio de algún sentimiento pasionalmente amoroso.
Gracias por tu visita!
Camilo
Lorena Ledesma dijo…
Gracias por responderme. Es sin duda una hermosa declaración para ese amor que permanecerá en nuestra alma por siempre...
Andaré por ahí espiando lo que escribes, pues me parace MUY interesante.
Lorena ♥

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