A mi abuelo
Abuelo hermoso de rostro nacarado,
desde mi sangre canta su voz venerable;
roble, guayacán, nogal alumbrado,
imagen perpetua del Amor indomable.
Usted vive en mí, abuelo hermoso de cabellera nevada,
en mis brazos, en mis piernas, en mi corazón encalambrado;
león, oso pardo, pantera renombrada,
maestro del Amor, del caminar, de la senda dorada.
Su rostro se refleja en mi mirada,
abuelo hermoso, forjador de familia entronada;
diamante, amatista, gema templada,
luz pura y poesía plateada.
Alguna vez usted lo escribió, abuelo:
“El silencio también tiene resonancia”.
El mirlo y la alondra recordarán cada mañana
su aumentada y cálida voz argentada.
Que cante la naturaleza entera, abuelo,
que canten los ríos y los guaduales:
jamás palabra que hable de usted
no podrá ser sino cantada.
Lenguaje del infinito, cariño entrañable;
abrazo eterno, rosa fulgurante.
Impávido coloso, titán inolvidable,
rocío de conocimiento, amor envidiable.
¡Abuelo hermoso, viejo admirable,
corazón atrevido, vividor insaciable;
perdurarán por siempre, amante inquebrantable,
las enseñanzas de su profesión delirante!
Así, olivo hermoso, precisamente así,
su cantar poético vivirá siempre en mí.
desde mi sangre canta su voz venerable;
roble, guayacán, nogal alumbrado,
imagen perpetua del Amor indomable.
Usted vive en mí, abuelo hermoso de cabellera nevada,
en mis brazos, en mis piernas, en mi corazón encalambrado;
león, oso pardo, pantera renombrada,
maestro del Amor, del caminar, de la senda dorada.
Su rostro se refleja en mi mirada,
abuelo hermoso, forjador de familia entronada;
diamante, amatista, gema templada,
luz pura y poesía plateada.
Alguna vez usted lo escribió, abuelo:
“El silencio también tiene resonancia”.
El mirlo y la alondra recordarán cada mañana
su aumentada y cálida voz argentada.
Que cante la naturaleza entera, abuelo,
que canten los ríos y los guaduales:
jamás palabra que hable de usted
no podrá ser sino cantada.
Lenguaje del infinito, cariño entrañable;
abrazo eterno, rosa fulgurante.
Impávido coloso, titán inolvidable,
rocío de conocimiento, amor envidiable.
¡Abuelo hermoso, viejo admirable,
corazón atrevido, vividor insaciable;
perdurarán por siempre, amante inquebrantable,
las enseñanzas de su profesión delirante!
Así, olivo hermoso, precisamente así,
su cantar poético vivirá siempre en mí.
Madrid, marzo 8 de 2009
Comentarios
Aquí va el mío:
http://pincelesenredados.blogspot.com/2011/01/mercedes.html