Barthes poète
No me he podido librar de estas palabras de Barthes:
Me instalo solo, en un café: vienen a saludarme; me siento rodeado, solicitado, halagado. Pero el otro está ausente; lo convoco en mí mismo para que me retenga al margen de esta complacencia mundana, que me acecha. Apelo así a su “verdad” (la verdad de la que él me da la sensación) contra la histeria de seducción en la que siento deslizarme. Hago responsable a la ausencia del otro de mi mundanidad: invoco su protección, su regreso: que el otro aparezca, que me retire, como una madre que viene a buscar a su hijo, del brillo mundanal, de la infatuación social, que me restituya ‘la intimidad religiosa, la gravedad’ del mundo amoroso. (Fragmentos, 49)
Quiero oir comments de esto, por favor.
Me instalo solo, en un café: vienen a saludarme; me siento rodeado, solicitado, halagado. Pero el otro está ausente; lo convoco en mí mismo para que me retenga al margen de esta complacencia mundana, que me acecha. Apelo así a su “verdad” (la verdad de la que él me da la sensación) contra la histeria de seducción en la que siento deslizarme. Hago responsable a la ausencia del otro de mi mundanidad: invoco su protección, su regreso: que el otro aparezca, que me retire, como una madre que viene a buscar a su hijo, del brillo mundanal, de la infatuación social, que me restituya ‘la intimidad religiosa, la gravedad’ del mundo amoroso. (Fragmentos, 49)
Quiero oir comments de esto, por favor.
Comentarios