Dos horas, dos recordatorios
Salgo a trotar cada día de por medio. Bajo caminando hasta Mallorca, luego troto hasta Paseo de Gracia, subo por allí hasta Provença, y luego me regreso hasta Viladomat. Es un cuadrado perfecto, que no goza de muchas alteraciones, como otros trayectos, puesto que está pensando a manera de antesala para el trabajo, sea éste en casa o en en la universidad. Casi siempre salgo a la misma hora (ocho, ocho y cuarto), de tal manera que veo las mismas cosas sucediendo una y otra vez, esas actividades que, a diferencia de mi trote, no ocurren cada día de por medio. Entonces está la señora (luego de haberla visto tantas veces no soy capaz de referirme a ella de otra manera) de la calle que duerme en la entrada del local de Escala, en Paseo de Gracia, entre Mallorca y Provença. Sé que estoy pasando a la misma hora que hace dos días- 8:20 am- puesto que la encuentro en la misma actividad, que goza de una hermosura y estética difícilmente igualable: tiene su carro de la compra, al lado algunas bols...