Vorágine
11:20 pm, estación Urquinaona. Mientras espero el metro de la línea roja que me llevará hasta Rocafort, veo a mi lado una pareja de amantes que se besan lentamente, indiferentes al tiempo, a la hora y al sentir mundano de estos rieles. Intento leer un libro de Réda, y sólo escucho el crujir de sus chaquetas de cuero. Hay una pasión explotando en sus bocas, que intenta depurarse a través de sus brazos, de sus manos desenguantadas. Los amantes que se besan en las calles, en los andenes de metro, en las estaciones de bus, en los parques fríos, en los monumentos olvidados, en las escaleras que no llevan a ninguna parte, en los callejones fríos y en los pasadizos multitudinarios, son dueños del tiempo. Postrados sobre los límites de lo terrenal, observan el mundo invertido en la lengua del otro. Hay una lucha a muerte amorosa y golpe de gracia divino en cada uno de los lateres del cuerpo ahora agazapado.
Llega el metro, se sientan en la última banca. Este vagón está repartido en espacios cuadrados, donde cada pasajero sentado debe ver de frente a aquél otro que está pensando lo mismo. Se van al fondo, esperando tener algo de soledad tranquila, pero una mujer de mediana edad está al frente suyo, y ni siquiera lee algún periódico abandonado. No quieren hacer de su pasión un show extrovertido, así que él recuesta su cabeza sobre la de ella, a la altura de la oreja, y ella cierra los ojos mientras corresponde la presión. Se juntan sus caras, los labios están medianamente separados, pero es más la pasión y es más el amor, y los labios de él parecen siguiendo ese camino olvidado y vírgen de su mejilla izquierda, atravesando un laberinto que lo llevará a su propio centro sentimental. Ella presiente este movimiento, no abre los ojos, y abre su boca como quien recibe esplendorosa una visita divina. Mientras siento la ráfaga de viento subir por mis piernas, veo cómo se aleja esta pareja de bailarines amorosos.
Comentarios
Un saludo, estimado "delfín"
Y sí, es ver la representación. Es ver un pequeño teatro del mundo, qué quieres que te diga.
Saludos,
"Delfín A."
No volviste a escribir?
GHS