El llanto amoroso
El llanto impide la comunicación. Al igual que su hermana contraria, la ira, transforman el cuerpo en un sistema mudo verbalmente, porque no podemos ir más allá de los gestos físicos. Nunca me ha gustado que la persona con la que estoy hablando llore, porque es sacarme de cuajo de la situación en la que estábamos. Y me sucedía igual con los estudiantes: cuando lloraban, sentía aún más disgusto por lo que ha sucedido. Pero el llanto desconocido es triste, terriblemente triste. Últimamente, caminando por distintas calles de Barcelona, me he encontrado con más de tres mujeres llorando, algunas en situaciones puntuales, otras envueltas en un estado irreal. Por la Calle Doctor Dou vi a una pareja tomando un café. Luego de tres frases, el llanto desconsolador de la mujer, impidiendo efusivamente que el hombre la toque, siquiera la acaricie en el antebrazo izquierdo. Esa situación invita a la ensoñación ajena, empezamos a imaginar líneas de conversación, la convicción profunda del hombre por dejar la relación de lado, la mujer moviendo la cabeza lentamente, "Jamas imaginé que me sucediera esto", o "Siempre supe que esto terminaría en esta plaza". No importa qué dice el hombre, porque la mujer está en un estado íntimo, personal, en el cual no existe ningún tipo de comuniación, porque está envuelta en el llanto amoroso. Sin embargo, subiendo por la calle Elisabets, encuentro a una mujer llorando con el teléfono móvil pegado a su oído. Ella escuchaba, lloraba, suspiraba profundamente, alternados por rápidos monosílabos. Pensé de inmediato que un hombre estaría terminando su relación, pero también pensé que nadie es tan canalla como para hacer esto, tan cobarde para no presencia los gestos de dolor en su para entonces eterna amada. El llanto de esta mujer era distinto, porque era un llanto desconocido. Lo que más me aterró, más allá del movimiento circular de su mano derecha, y del rojo de los ojos, que yo no sabía nada. Por más que pudiera aventurar conjeturas, pensando desde peleas con el padre o la espontánea visita de la muerte de un ser querido- posiblemente su hasta entonces supuesto amado-, algo que la sacudiera desde dentro, como un movimiento telúrico, como un gesto que está destinado para ser allí mismo, en la calle, bajo los ojos de los demás, creándose como personajes de una cómica escena, como enfoque de la compasión ajena, o así, como tema de blog, obligado desde el pensamiento mismo del mutismo del llanto, y aún más, aparecido en la calle como no podía ser en ningún otro lugar, aparecida luego de mucha meditación, el llanto amoroso.
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Saludos,
RF