Before everything
Sentado en mi escritorio, a medida que escuchaba avanzar los truenos que siempre aparecen por estas horas en el aire bogotano, y luego de haber terminado algunas cuestiones de la editorial, me dejé sorprender por la lluvia mirando la segunda parte de esa película que en muchos aspectos resuelve el futuro desolado de aquellos dos amantes que se conocen en Viena y se prometen volver a encontrarse en el muelle de la estación, seis meses después. Sentí alegría, debo aceptarlo, al saber que no se encontraron; que algo falló, que la cita se incumplió, porque desde siempre he considerado que las historias de amor tienen, necesariamente, que cumplir con su sino trágico. Así como en la primera entrega el momento que más disfruté es cuando los dos, sentados frente a frente, simulan llamar a aquél que los está esperando en alguna parte, permitiéndose así llenarse la boca de palabras de amor y de reconocimiento ante la seducción amorosa que sintieron, en la segunda entrega sentí un verdadero place...