La melodía eterna
La ventaja de llevar cualquier tipo de rutina de escritura, bajo el mismo lomo, es la posibilidad de comprenderse a uno mismo en el tiempo. Cuando estaba en el colegio, cargaba siempre con el mismo cuaderno blanco, que no pretendía ser diario ni nada por el estilo, sino un sencillo bloc de notas para escribir cualquier cosa que se me ocurriera. Pasado el tiempo, acudía a ese bloc, que era más bien un espejo sacado de los límites del tiempo, y me comprendía en determinado momento, con la convicción profunda de haber creído esto o aquello, de haberme gustado esto o aquello, de estar pensando en esta o en otra. Claro, la escritura siempre sirve en esto, pero creo que también podemos localizarnos en el espacio recordando la música que oíamos en determinado momento, aún la sigamos escuchando ahora: porque la música, como el olor de los perfumes, nos recuerdan paraísos alguna vez obtenidos. Lord Henry, luego de pedirle a Dorian que toque un nocturno, dice: "What a blessing it is that there is one art left to us that is not imitative!"
The Cure: infancia, cuando sentía aún más mi condición de hermano menor.Metallica: Adolescencia bajo los efectos del cuarteto de San Francisco.
Fito Paez: recuerdos de lo que el viento nunca se llevó.
Babasónicos: los amigos que viajaron conmigo a París.
Eiti Leda 3am: Las interminables noches en la cocina de Valen.
David Bowie: Christian, the one and only Starman.
Something Stupid: Todos los armoniosos viajes a San Francisco de Sales.
+ Bien: Barcelona.
Belle and Sebastian: la vida catalana.
Hacer que todas las canciones suenen al unísono: así se crea el tatuaje que irá más allá de la piel, apretándose en el corazón, al lado de la aorta, "dando caña" a todo el cuerpo.
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