Radiografía
Las mañanas de los últimos días serían mucho más agradables si pudiera tomarme el primer café del día acá en mi cuarto, con la ventana a medio abrir y el lento cambio de color atestiguándose en la persiana entreabierta. Pero esto, como se intuye por la oración misma, ha sido imposible, puesto que el domingo en la mañana, en un partido de fútbol, en una jugada que ni siquiera se culminó con el gol, sufrí un esguince en el tobillo derecho. Como estaba en caliente, en esos momentos parecidos a la borrachera en que no se siente dolor alguno -el diablo cuida a sus borrachos-, continué mi juego esperando sacar provecho de él, solamente para darme cuenta de que no era el día indicado para correr detrás de una bola. Con el paso de la tarde, el hematoma se fue formando, el sueño durante la noche se vio interrumpido numerosas veces, y la mañana me vio con un pie que parecía más el de un elefante. Horas más tardes, tenía-y aún tengo- un vendaje que parece el de una momia.
La verdad ha sido más un capricho magnificado que una verdadera situación delicada. Pero allí está la radiografía. Desde el domingo mismo venía pensando en la continuación de la entrada anterior, pero, como elemento fruto de un azar inesperado, he estado pensando más en mi ligamento de tobillo que en sentir amoroso del texto literario. Me atormenta sentir la tensión del tobillo a la vez que veo la imagen. El hueso es la expresividad más aguda de lo no visible. Allí, tal cual, aparece mi pie. Es imposible entender que esos son mis huesos, porque jamás los he visto: nunca nadie los ha visto, pero aún así permanecen dentro de la noche oscura del cuerpo. ¿Cómo serán? ¿Llegará la luz que disfrutaría con un café en mi cuarto, con la persiana aún entreabierta? Camino con dos muletas, y para traer una botella de agua de la cocina me es necesario ponerla dentro de una mochila. No quiero describir lo que es el baño-parezco jugando twister. Cuando no tengo la pierna reposada, veo cómo los dedos del pie cambian de color, oscureciéndose. Y allí está la radiografía.
Desde entonces no escribía, porque no me han dado ganas de nada. Necesitaba sonsacar esto de lleno, para así pensar en el acto de vanidad profundo del amante. Porque esta, como desde ya lo vengo preparando, será el tema de mi próxima entrada.
Desde entonces no escribía, porque no me han dado ganas de nada. Necesitaba sonsacar esto de lleno, para así pensar en el acto de vanidad profundo del amante. Porque esta, como desde ya lo vengo preparando, será el tema de mi próxima entrada.
Comentarios
No sé si debo.
Gracias por tu comentario, y espero que sigas visitando por acá-
Seguiré atento a tus cartas de amor y tus tobillos hinchados.
Un abrazo, compadre