Bogotá
En escasos 22 días viajo a Bogotá de vacaciones veraniegas. Es una extraña sensación, máxime sabiendo que no hace seis meses estuve allí. A medida que pasa mi vida en Barcelona, las distancias se van recortando, la lejanía asume distintas categorías, y veo en la lontananza los horizontes que antes no lograba dibujar con claridad. Al contrario de otras veces, vuelvo ahora con la tranquilidad de haber estado hace poco. Lo extraño todo en la misma medida en que lo contemplo como un hecho reciente, demasiado reciente como para ser pasado de página. ¿Cómo veré Bogotá, me pregunto? Desde hace unos meses he venido trabajando, inspirado en lecturas surrealistas y cortazarianas, en la mirada de la ciudad, en la mirada en la ciudad, y mis falsas pretensiones de flâneur en calles barcelonesas se resume a la expectación de la masa, al minucioso estado de alerta para dar con algo que sacuda, sucumba hacia y desde la realidad, para comprender un leve guiño desde un mundo invisible, desde distintas...